martes, 2 de diciembre de 2014

Huida (Obsidiana) (Parte 1 del prólogo de Ellendor)

     En el oscuro bosque , nada perturbaba la paz. Las ramas de los arboles crujían de vez en cuando, movidas por el frío viento invernal. A lo lejos, se podían escuchar los dispersos aullidos de una manada de lobos. En el suelo, entre las ensortijadas raíces y los montones de hojas marrones y secas, correteaban ratones de campo. En el cielo, se dejaba entrever una tímida y pálida luna entre los densos nubarrones que presagiaban la primera nevada del año.


     Entonces, una luz dorada atravesó la arboleda iluminando completamente por un instante. Un búho que se hallaba posado en una rama ululo un instante deslumbrado. Al poco rato, se oyó un ruido. Pisadas frenéticas. Alguien se acercaba corriendo. El pájaro observo durante un momento a la persona que osaba aventurarse con la noche tan avanzada antes de emprender su vuelo nocturno.

     Era un niño pequeño. Debía tener alrededor de cinco años. Solo se podían distinguir dos puntos verdes brillaban en su cara. Relucían como los de un gato. No sabía cuanto llevaba corriendo, apenas sabía de quién huía, solo sabía que debía seguir en su carrera. Alejándose, sin descanso, de la escena que acababa de presenciar. Su madre... El oráculo... La luna le iluminó por completo cuando llegó a la rivera del río. El pelo castaño le cubría parte de sus ojos verdes como esmeraldas. Estaba envuelto en una capa negra y abrazaba con fuerza algo que sostenía entre sus brazos. Miró las turbulentas y embravecidas aguas dudando. La luz dorada le esperaba en la otra orilla. Le enseñaba un camino de piedras. Retrocedió unos pasos asustado. Un fuerte estruendo sacudió las copas de los árboles. Volvió la cabeza un momento,  y se decidió.

     Posó el pie derecho en la primera piedra. Cuando lo asentó, pasó el otro. Avanzaba lentamente. La furia negra corría debajo de él. Fría, húmeda. Cuando iba por la mitad del recorrido, otro estallido más fuerte y cercano resonó. En ese momento, resbaló y cayó a las heladas corrientes. El bulto que sujetaba se revolvió inquieto. Daba volteretas sin control. No podía ver nada. Pataleó furioso, intentando sacar la cabeza. Se quedaba sin oxígeno. Empezaba a ver chispas de colores cuando, finalmente, salió a la superficie. Tomo una bocanada de aire. Bajaba rápidamente arrastrado por la fuerza del río. Abrió la capa y dejo entrever a un bebé, su hermana pequeña. Demasiado asustada como para llorar. Poco a poco logró llegar a la orilla.

      Descansó un momento con los ojos cerrados antes de ponerse en pie, empapado y tiritando de frío. Su hermana pequeña había comenzado a llorar. Encima, había perdido la luz que le guiaba. Apenas logro dar dos pasos cuando una sombra negra le interceptó. Se le heló la sangre en las venas, tembló con más fuerza, está vez por miedo. El hombre le extendió su mano.

       - Ven conmigo.- Susurró.
   
       El niño, temblando, negó con la cabeza. Retrocedió unos pasos protegiendo a su hermana con su cuerpo. No podía, simplemente, no podía ir con él. Ese hombre... Les había asaltado mientras estaban en el oráculo. Recordaba a su madre,de pie, con los brazos extendidos en cruz. Como había vuelto la cabeza. Llorando, pero a la vez con una sonrisa dibujada en el rostro. "Corre y no mires atrás" Le había dicho. Y él, le había hecho caso. El hombre suspiró. Extendió el brazo y susurró algo. Una luz morada iluminó por un momento ambos rostros. Uno blanco como el mármol y el otro inexpresivo. De inmediato, el sueño comenzó a invadir al niño. Intentó luchar contra el hechizo antes de que el hombre tuviera que sostenerles.

Wattpad:Ellendor

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